“La imagen en sí misma no es más que palabras. Carece de realidad”
(Krishnamurti)
Sobre
la lente quiero escribir. Sobre la lente que borronea y desfigura. Sobre la
lente que distorsiona. Sobre las apariencias. Sobre lo ilusorio (la magia, los
trucos) Sobre lo que se “ve” y lo que “es”. Sobre la realidad y la verdad.
Sobre
los puentes rotos.
Sobre
la soledad en que me hallo, viendo un espejo que me parece que me refleja.
¿Pero
dónde estoy?
¿Dónde estoy yo
ahí abajo?
Sobre
las máscaras y los personajes, y los artilugios para escondernos.
¿Quién
soy yo ahí abajo?
La
gente dice de mí. Mi mamá me cuenta siempre el mismo cuento, los mismos
recuerdos, las mismas anécdotas. Yo me creo ese relato. Lo repito y me lo
grabo.
Yo fui así. Me lo dijo mi mamá.
Y
construyo una imagen como una hormiguita cada día, le llevo pan. Es así que
soy. Así como me dicen.
Junto palabras, y
titulitos y rótulos.
Soy esto.
Soy
porque deseo esto y porque resigno aquello.
Elijo.
Me la paso eligiendo, armándome como un rompecabezas. Reconstruyéndome.
Deshaciéndome y rehaciéndome hasta por fin parecerme
a lo que quiero.
Hay una
imagen de mí. Algo que proyecto, que creo proyectar.
El otro
está ahí… ¿y qué ve?
¿qué
piensa mientras me está leyendo?
Yo
nunca voy a saber.
La
ilusión de la comunicación.
En el
fondo estamos muy solos, y las palabras puentes rotos.
Pero “lo
mismo que te aliena es lo que te libera”, me dijo alguien alguna vez. Un
maestro.
La
ilusión de las palabras (¡Nunca podremos salirnos de ellas!)
La perversa
trampa del lenguaje.
Me creo
que estoy diciendo lo que quiero decir.
Pero
nunca decimos lo que queremos decir… sólo ensayamos formas rebuscadas.
Retruécanos. Puros, pobres engaños.
Detrás
de eso estamos nosotros. Muy detrás. Muy lejos, lejanos. Probando trajes,
mascaritas, antifaces.
Muy detrás, como el Mago de Oz… que no era nadie, y
parecía grande.
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