lunes, 25 de febrero de 2013

Una fórmula peligrosa pero eficaz


Llenate de amarillo y vas a ver cómo refresca. Un amarillo intenso, estridente, con cuerpo. Respiralo y sentí cómo limpia. Todo va a quedar vacío, y entonces será tiempo de volver a llenar el espacio. Sólo cuando te despojás de todo lo que tenías podés empezar de nuevo, sino es un continuar eterno que tarde o temprano va a terminar por hastiarte. Lo sé, te está pasando ahora. Vas a cansarte. Pero si te llenás de amarillo, y después te volvés transparente (procurá no convertirte en vidrio, porque se corre el riesgo de quedar frágil in eternum) vas a ver que después nada más queda generar buenas ideas, tirar dados y escoger una vida nueva. Buscá otra manera de mirar. Fijáte si querés ser terrestre o acuático; si te sienta mejor el aire que el agua. Intentá volar. Subite a un árbol y si ves que tus brazos están lo suficientemente seguros, tirate al vacío; pero si están más bien blandos, entonces será mejor que te sumerjas en el agua. Por eso, es que preciso que antes decidas en qué ecosistema querés estar. Y eso sí: lo primero que tenés que hacer para despojarte de tu antigua vida es olvidarte de tu nombre y borrar toda huella que tenga que ver con él. Si aún así, la gente te sigue llamando por tu nombre y al oírlo te sentís identificado, entonces no lo lograste. Entonces todavía tenés algo de él y de vos. Para deshacerte de tu nombre, tenés que matar al Yo que vive adentro tuyo. Pensalo bien: ¿sos capaz de matar? ¿podés asesinar y después presentarte al mundo sin culpa? Estas preguntas tenés que responderlas antes de empezar con todo, con el amarillo inclusive. Porque de eso no se vuelve. Y no podés dejar la tarea por la mitad, porque te va a volver un ser confuso y sin rumbo, y la gente, lejos de no conocerte, no te entenderá y podrás correr el riesgo de inspirar miedo.
Es importante que cuando estés convencido, empieces con el amarillo. El verde y  el naranja te pueden llevar por otros caminos menos felices. Advertencia: NUNCA pienses en colores pastel, ni tampoco en valores. El blanco cierra puertas pesadas, y el negro... no me atrevo a describirlo. Pero después no digas que no te avisé. Sólo un amarillo furioso puede lograr efectos. No se te ocurra atenuar. Cargá y cargá la imagen con tu mente. No pienses en ese momento ni en personas, ni en animales, ni en lo que has dejado atrás. Y no mezcles la paleta. Tenés que estar muy seguro del cambio. Una vez que hayas iniciado el ritual, sólo te queda esperar, ya que lo habrás perdido todo.   

(2007)

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